La desinformación sobre el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) persiste, siendo una de las acusaciones más comunes la de ser una «enfermedad inventada» por las grandes farmacéuticas. Abordemos esta creencia con evidencia sólida.
La Historia y el Consenso Científico
El TDAH (o sus precursores) no es un concepto nuevo. El primer registro documentado de un trastorno de la atención y la conducta similar data de 1798 por Sir Alexander Crichton. En 1902, Sir George Still describió a un grupo de niños con «un defecto de control moral» que no se atribuía a una lesión o enfermedad, sino a un problema de atención e hiperactividad.
- 1980: El término «Attention Deficit Disorder (ADD)» se introduce en el DSM-III, consolidando la condición como un diagnóstico psiquiátrico oficial.
- Consenso Global: Hoy, el TDAH está reconocido por las principales organizaciones de salud del mundo, incluyendo la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Asociación Americana de Psiquiatría (APA) y la Asociación Europea de Psiquiatría. El consenso científico es unánime: el TDAH es un trastorno del neurodesarrollo de origen neurobiológico y genético.
¿Qué Dice la Neurociencia?
La idea de una «invención» ignora décadas de investigación en neurociencia. El TDAH se caracteriza por diferencias estructurales y funcionales en el cerebro, especialmente en la Función Ejecutiva, que involucra:
- Dopamina y Norepinefrina: Existe una regulación deficiente de estos neurotransmisores, cruciales para la motivación, la recompensa y el enfoque.
- Circuitos Prefrontales: El córtex prefrontal, responsable de planificar y controlar impulsos, muestra una actividad o desarrollo atípico.
El Tratamiento Farmacológico es una Consecuencia, no la Causa. La existencia de medicamentos (estimulantes) se debe a que son las herramientas más eficaces para corregir el desequilibrio neuroquímico de dopamina. No se «inventó» el TDAH para vender el fármaco; se desarrolló un fármaco para tratar una condición ya observada y definida clínicamente.
El Estigma y la Evidencia
La narrativa del «invento farmacéutico» es perjudicial porque:
- Aumenta el Estigma: Impide que las personas busquen ayuda y tratamiento efectivo, al hacerlos sentir culpables o engañados.
- Niega la Realidad: Desestima las dificultades funcionales y el sufrimiento real de quienes viven con TDAH.
En Conclusión: El TDAH tiene un linaje histórico claro, un fuerte respaldo de la neurociencia moderna y un consenso médico indiscutible. La crítica a las farmacéuticas debe enfocarse en la ética de precios y la promoción, no en negar la existencia de un trastorno con evidencia empírica.
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